Hoy he leído
algo sobre un tema que me deja los pelos de punta. Me estremece no sólo por lo
que representa en sí, sino porque es algo en lo que llevo trabajando desde hace
algún tiempo.
Es de sobra
sabido que las ondas electromagnéticas (OEM) influyen en el bienestar y la
salud humana. Que la relación entre OEM y salud no se haya cuantificado
científicamente en esos términos de causa-efecto que tanto gusta a los
escépticos no significa que no la haya. No os molestaré con listas de ejemplos
y contraejemplos, el hecho es que es algo ampliamente reconocido por entes como
la OMS, el Consejo y el Parlamento de Europa, así como los gobiernos de muchos
países occidentales.
Hará cosa de un
año, el Defensor del Pueblo vasco (adoro ese título, es precioso) advirtió
sobre el riesgo de las radiofrecuencias, que es el nombre que reciben las OEM
de radio y microondas, entre las que se encuentran las ondas wifi, microondas y
las ondas de los teléfonos celulares. El
informe es de hace un año, pero os recomiendo la lectura. El
"Ararteko" recibe quejas de padres con relación a la obligatoriedad
de instalar conexiones inalámbricas en los colegios. El Departamento de Sanidad
y Consumo vasco, extrañamente, no responde con hechos sino con vaguedades:
"considera necesario seguir las
novedades en relación con los avances en el conocimiento de los campos
electromagnéticos así como de las recomendaciones de los expertos. Plantea
actuar con base en el principio de precaución pero sin crear alarmismo. Para
ello proponía impulsar la creación de un consejo de expertos que asesore en
materia de campos electromagnéticos. "
¿A vosotros os
suena claro o terminante? No, a mí tampoco. Ni al Ararteko. Todo es
"principio de precaución," que es una forma de decir "sí, puede
que tengáis razón, pero no os vamos a dar la razón." Al menos, el Ararteko
tiene la valentía de llamar a las cosas por su nombre. Citando de su informe:
"En definitiva, la discusión abierta en torno
al incremento de la fuentes de exposición de la población a campos de radio
frecuencia en las últimas décadas y sus posibles efectos a largo plazo sobre la
salud humana continua siendo una tema de preocupación tanto para los científicos como para la población
en general. Como ejemplo significativo podemos mencionar las previsiones
recogidas en la Agenda de investigación de la OMS para los campos electromagnéticos
de 2010. Este documento mantiene la necesidad de continuar investigando los
efectos sobre la salud en especial para niños y niñas expuestos a los campos
electromagnéticos de radio frecuencia, entre las que incluye las redes
inalámbricas. Otra referencia que sirve para ilustrar la importancia del debate
es el criterio de la International Agency for Research on Cancer que ha
clasificado los campos magnéticos de radiofrecuencias (móviles, WIFI etc.) como
posibles cancerígenos para humanos (Grupo 2B)."
Claro y límpido.
Lo que no evita que algunos de esos críticos escépticos que van por la vida de
perdonavidas se dediquen a pontificar
sobre lo tontos que somos quienes nos preocupamos por la salud de los niños.
¡Pues disculpe
usted si le molesta, señor escéptico, pero sí que nos preocupa! ¡Y mucho!
Afortunadamente,
el mensaje de la precaución se está extendiendo. Este Enero pasado, el
Departamento de Educación del Gobierno Vasco anunció que va a
"blindar" el instituto de Solokoetxe en Bilbao, frente a las
emisiones de una antena de telefonía celular cercanas. Se van a instalar
vinilos en las ventana del centro, así como una rejilla metalizada para
proteger el patio." Me resulta curioso que esas son precisamente las
mismas precauciones que toman los espías profesionales: en todas las embajads y
consulados hay una "sala de silencio" protegida mediante vinilos y
reijllas metálicas contra el espionaje electrónico. Si es bueno para ello,
seguro que lo será más para nuestros chiquillos.